“Wunderkammer” es nuestra particular habitación de la fantasía, nuestro cabinet de curiosités, ese espacio mental donde guardamos los tesoros que nos inspiran. Diarios antiguos, cofres con puntillas vintage, caracolas, retratos de damas victorianas, medallas de oro gastadas, globos terráqueos de madera con países que ya no existen, fósiles y lupas con mango de marfil. Bandejas déco de espejo, urnas que cobijan porcelanas delicadas, un antiguo pie de yeso que huyó del resto de la estatua. Y un reloj parado, porque en este cuarto de las maravillas uno puede refugiarse del espacio y el tiempo.
En esa habitación fin de siècle, la helbigirl viste vestidos preciosistas y tejidos-joya que entroncan con el universo arqueológico de los cabinets of wonder. Influencias vegetales, animales, exóticas, geológicas, etnográficas y simbólicas que se traducen en una nueva técnica de cuero guateado, raso de seda, microperlas y microlentejuelas, terciopelo, abejitas bordadas en blonda, fondos corales, tul, lana plisada… El resultado es refinado, aristócrata e historicista.
Ese microcosmos Helbig es celeste, negro y malva, y se conjuga en un print muy coloniales: houndstooth. Los zapatos han sido diseñados de nuevo junto a Serena Whitehaven.
Nuestra “Wunderkammer” es una mujer Helbig que nunca pasa desapercibida.